Causa y efecto - Porta

- Tienes miedo. ¿Miedo de arrepentirte y por eso no me dejas? ¿Qué quieres un tiempo? No esperaré a ver que sientes. Decídete ahora a estar conmigo o sin mi para siempre.
+ No me des a elegir, tienes que ser más paciente, sabes que el fin de este cuento podría ser deprimente. Saldrás perdiendo, dolor interno, vivo en un invierno, no entiendo porque has dejado de ser tan tierno.

No vivimos en un mundo perfecto.

+ Yo ya he tenido mi primera vez, y una vez que lo has hecho ya no tiene tanta importancia.

- Yo no lo creo así, porque que el barco zarpara una vez no quiere decir que tenga que zarpar siempre, ¿entiendes?

+ No, ni un poquito.

- Pues que no todas las relaciones tienen que conducir al sexo.
+ ¿Por qué no?
- Porque no siempre te enamorarás de todos los chicos con los que salgas, y en un mundo perfecto no te acostarías con nadie a quien no quisieras.

Es lo que toca.

"A ver quién fue el gilipollas que dijo que amar era lo más bonito y no lo más jodido" Eso es lo que se preguntaba cada vez que se plantaba frente a la pantalla y sonaba esa canción que le removía todo lo de dentro.
"Piensa, estúpida, piensa" Se decía todo el rato, para auto convencerse de que aquel idiota que le había prometido amor eterno, era el más farsante de todos los tipos con los que se había encontrado.
Pero es que aquel idiota la tenía destrozada. Por dentro. Por fuera siempre iba con una sonrisa que le costaba la vida sacar.
Aquel idiota que sabía cómo besarle, cómo abrazarle, cómo decirle un 'te quiero, fea' en el momento exacto. Aquel que sabía qué forma de besarle era la adecuada para dejar huella dentro de su alma. Aquel idiota que sabía que tenía su nombre tatuado a hostias, y que eso era imborrable. Así que le toca joderse y echarle de menos a él y a todas sus idioteces que tanto le gustaban.

¿No entiendes que yo no te quiero solo para una noche?

—He preparado cena para dos. Quédate, venga.
—Me tengo que ir. A mi cama le jode que no te llore cada noche.

—Hace frío. No aguantarás el invierno hasta tu casa.
—Lo llevo aguantando ya demasiado. Me he acostumbrado a estar sin ti. Al frío sin ti.
—Una noche. Prometo abrazarte. Prometo que no pasarás frío.
—El problema es que esta noche puede que no pase frío, por tus brazos. Pero estoy segura de que mañana no estarán ya por la noche y entonces será vuelta a mi rutina, a mi ruina. Vuelta al diciembre solo con la almohada. Volverá a ser lo mismo, ¡joder! ¿Es que no entiendes que no te quiero solo para el calor de una noche? Hace frío sin ti— coge un cigarrillo y se lo enciende con la vela que había en el centro de la mesa.
—Es que yo no puedo estar seguro de quererte en mi cama todas las noches que me quedan.
—Justo es eso lo que quería decirte: yo necesito a alguien que esté seguro de querer abrazarme por las noches, porque necesite de mi piel y de mi respiración. Y que solo necesite de mi piel. Alguien que no me prometa el cielo si no sabe bajármelo. Alguien que me escriba notas por las mañanas con el mismo pero distinto te quiero en la posdata. Alguien que me prepare cenas como las de esta noche, pero que no sea para llevarme a la cama a follar, sino para llevarme a la cama a hacer el amor. Alguien que lea en mis ojos qué cojones me pasa, o si tengo frío. Alguien que me entienda incluso mejor que yo. Alguien que me prometa, y que cumpla. Alguien simple, joder. ¡No pido tanto! ¡Solo alguien que me quiera, y que se le vea en la forma en la que me mira! Y a ti eso no se te ve en los ojos. Y, hazme caso, que es lo más jodido en el mundo ver que no me miras igual que yo te miro. Por lo menos, espero que llegue algún día la tía que tenga los ovarios de ponerte los huevos en la garganta cada vez que se pasea por tu lado, la tía que te produzca insomnio por las noches. Esa tía que tendrá tu vida sobre sus manos. Justo entonces, te sentirás la persona más débil y vulnerable del mundo. Porque justo entonces le habrás dado a alguien la posibilidad de destruirte por completo. Justo entonces, me entenderás.—recoge su bolso y se pone el abrigo. Y antes de salir por la puerta que da a la calle, grita: ¿Sabes? Al final acabas acostumbrándote al frío.—después cierra la puerta para siempre.

Te odio porque te quiero.

- A eso quería llegar. Hace unos meses tú y yo nos odiábamos.
+ Bueno, no tanto.
- Pues yo si te odié a ti. Pero era un odio... Pasional.
+ No entiendo qué quieres decir.
- Que te culpaba de todo, de que no me fuera bien y de mis cambios de humor. Te odiaba porque te quería  Sí, te quería  Y después de tanto tiempo te sigo queriendo. A pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros, estoy enamorada de ti.

Por un año mejor que el anterior, por un 2013 perfecto.

Hoy es el primer día de una nueva época, no lo he empezado con buen pie, ya que hice una cosa que dije que no haría, reventé y lloré, lloré por el gilipollas de siempre. Aunque no hayan cambiado muchas cosas, puedo decir con gran seguridad que el 2012 ha sido un año para recordar.
Como dije hace un año, he aprovechado oportunidades, he disfrutado, aunque en algunos momentos he sido bastante feliz, han habido otros en los que no lo he sido tanto. He reído, he llorado, por fin había olvidado al cabrón que me robó el corazón hace casi dos años, o al menos eso creía, porque en cuanto volvimos a hablar y a ser amigos se volvió a despertar en mi eso que tenia guardado desde hacia tanto tiempo y volví a sentir cosas que había olvidado que podían existir, volví a llorar por él unas cuantas veces, no tanto como al principio, pero sentía que aún le quería y me seguía doliendo que estuviera con otras.
Lo que quiero decir con todo esto es que estoy impaciente por saber lo que pasará en este año 2013 y que lo único que espero es que sea igual o mejor que el año pasado. Eso de aprovechar las oportunidades que se me presenten me vino muy bien, por lo que este año haré lo mismo, disfrutaré al máximo, me reiré hasta llorar, intentaré pasar de todo lo que me hace daño y seré feliz, sobretodo eso, seré feliz.
Adiós 2012, hola 2013, solo espero que no me decepciones.